POR SERGIO AMENÁBAR I. / PRODUCT MANAGER CERES – KUHN CHILE
La fertilización es un proceso clave para la producción agrícola ya que, si es hecha en forma correcta, permite aumentar el rendimiento de los cultivos reponiendo los nutrientes del suelo en forma oportuna. Para esta labor existen opciones de máquinas fertilizadoras neumáticas, pendulares, por gravedad y centrífugas, que son las más comunes por tener precios accesibles, poco mantenimiento y buen avance. En este segmento existen en el mercado chileno muchas alternativas que varían según la procedencia, materialidad, capacidad de tolva, número de discos, anchos de trabajo, mecanismos de regulación y tecnologías disponibles.
En general, las máquinas europeas presentan mejor equipamiento y estándares altos de calidad de las aplicaciones debido a políticas más estrictas del uso de fertilizantes nitrogenados que proyectan disminuir el uso de estos productos en un 20% para 2030.
En este artículo se presentarán aspectos fundamentales para el buen uso de máquinas centrífugas de dos discos, destacando algunos puntos críticos que inciden en la calidad de los resultados.
El patrón que usan estos equipos es principalmente triangular para lograr una distribución homogénea del fertilizante gracias a una superposición o traslape entre pasadas, dado que en los extremos la cantidad de fertilizante disminuye con respecto a las zonas centrales (Ver Imagen 1).
El ancho de trabajo es la mitad del ancho de fertilización real, lugar al cual llega el último grano de fertilizante.
• Fertilizante: La calidad del producto es muy relevante. A simple vista puede pensarse que un fertilizante es capaz de alcanzar anchos de trabajo amplios, pero si tiene granulometría variada o es una mezcla puede que solo una parte llegue hasta donde debe. Dentro de lo posible se recomienda comprar productos de alta densidad, buen tamaño, forma regular, con bajo contenido de polvo y firme (Ver Imagen 2).
• Ancho de trabajo: Muchas marcas tienen cartillas de regulación por fertilizante para alcanzar los metros de coberturas deseados. Estas son creadas en laboratorios de pruebas con condiciones medioambientales controladas y abonos de alta calidad por lo que deben ser usados como referencia. Entregan recomendaciones de tipo de paletas, posición en los discos, punto de caída, altura de trabajo, ángulo, RPM a la toma de fuerza, etc.
Una vez que se tiene claro el fertilizante a utilizar y el ancho de trabajo se deben hacer los cambios necesarios en la máquina según las recomendaciones del fabricante. Las regulaciones permitirán tener una referencia de trabajo recomendado, pero se debe hacer la prueba práctica de calibración con bandejas, lo que permitirá evaluar la precisión de la distribución.
Según la marca y el ancho de trabajo existen distintos métodos y materiales para realizar la prueba de bandeja (Ver Imagen 3), lo importante es chequear que la distribución del fertilizante se está dando en forma pareja, con buen cubrimiento de toda el área de trabajo, obteniendo cantidades similares en cada una (Ver Imagen 4). Si no es así deben hacer cambios en las regulaciones según el manual de la máquina.
Al igual que el ancho de aplicación, los parámetros de apertura según velocidad para alcanzar la dosis deseada ya están prestablecidos para un gran número de fertilizantes. Esta información se puede encontrar en cartillas, que vienen con la máquina al momento de su compra o en algunos casos en aplicaciones que se pueden descargar de la web. Lo que se necesita definir es el factor de flujo que varía según el tipo de producto, cantidad a aplicar, ancho de trabajo y velocidad.
También se debe hacer una validación a través de una prueba de flujo que se realiza obteniendo la cantidad de fertilizante que entrega la máquina en un tiempo y apertura definido por el fabricante. Si este valor es similar al entregado por la tabla no es necesario hacer cambios. De lo contrario se deben abrir o cerrar las unidades de dosificación hasta llegar al valor deseado.
• La máquina: Hay muchas, de varias procedencias y todas “tiran” abono. La diferencia está en el nivel de inversión en desarrollo y uso de tecnologías que utiliza cada marca para mejorar la precisión sin importar el ancho de trabajo, el fertilizante y la velocidad. Es importante mantener la limpieza de la máquina durante las faenas. Al final de la temporada debe de realizarse un lavado completo, engrase y lubricación de partes según instrucción del fabricante.
• El operador: Los abonos son un costo importante en las explotaciones agrícolas por lo que la persona que usa la máquina debe manejarla bien. Leer los manuales o una buena capacitación del representante en Chile pueden ayudarlo bastante.
• Condiciones ambientales: El viento, la humedad y las ráfagas pueden afectar una buena fertilización.
Hace ya varios años que en Chile se comercializan banderilleros satelitales, que en general trabajan de forma independiente con los implementos y sirven para evitar traslapes o espacios sin aplicar entre una pasada y otra, además de dar información de superficie total de los potreros y coberturas en hectáreas, lo que permite ir haciendo una regulación “manual” para alcanzar la dosis deseada.
Las fertilizadoras más modernas se integran a algunos modelos más avanzados de GPS, lo que permite que la máquina abra y cierre en cabeceras, realice corte por secciones en lugares donde el ancho de trabajo es menor que el total y regule la dosificación del producto frente a variaciones de velocidad manteniendo los Kg/ha a aplicar (Ver Imagen 5).
La fertilización es cara e importante en la producción agrícola convencional. Hacerla eficiente es posible ya que todas las tecnologías y experiencias están en el país. Lo fundamental es que el agricultor y su equipo de trabajo estén dispuestos a dar el siguiente paso.