La fruticultura en el mundo va cada día más rápida y la carrera de la genética es vertiginosa. Las mejoras en la calidad según la demanda son el principal objetivo de los productores de fruta. Hoy, la globalización del mundo hace que no existan barreras para que las nuevas técnicas y el desarrollo de nueva genética llegue a todas partes, con genetistas cada vez más especializados y con mayores recursos. Es así como en Chile debemos estar a la vanguardia y avanzar en conjunto con el mundo, dado que somos un gran proveedor de fruta de contraestación del hemisferio norte y debemos preocuparnos de que nuestra fruta se diferencie del resto. Es aquí donde la genética que utilicemos pasa a ser el factor inicial más importante en nuestras producciones.
En el cultivo de avellano hace pocos años solo existía disponibilidad de plantas producidas por enraizamiento de estacas, siendo esta técnica la aceptada por todos los productores para el establecimiento de nuevos huertos, aunque en algunos casos sin saber el origen del material y pudiendo traspasar enfermedades o no obtener la genética pura que se esperaba. La variabilidad entre los individuos que se logra a través de este tipo de propagación hace que las producciones entre una planta y otra sean distintas, encontrando dentro de un mismo huerto árboles muy productivos y otros que no lo son, situación que obedece a la variabilidad génica entre individuos.
Hoy la genética y la calidad de plantas es distinta. Contamos con variedades americanas, de muy buena calidad, y plantas de origen in vitro, lo que las hace ser idénticas entre ellas, ya demostrable empíricamente que son muy productivas, sanas y vigorosas.
Por otra parte, hoy también disponemos de variedades europeas de origen in vitro, desarrollo logrado por un laboratorio de la Región del Maule. Así logramos tener plantas puras genéticamente, lo que nos traerá un aumento en las producciones, ya que asociado a las nuevas técnicas de manejo del avellano dispondremos de huertos parejos y plantas con producciones muy similares entre ellas.
De esta forma, que sean variedades americanas o variedades europeas no define lo productivo de cada una de ellas, sino que lo debemos asociar al lugar donde formaremos nuestro huerto, a las diferentes aptitudes de cada variedad asociada al objetivo que tengamos para esa fruta y a diversificar nuestra producción en diferentes mercados.
Las variedades americanas están desarrolladas por la Universidad de Oregón, por lo que esta genética se expresa mejor en climas más frescos. Es así como los mejores resultados los podemos observar de Los Ángeles al Sur de Chile, no siendo una limitación llegar con ellas a la Región del Maule, sobre todo con el uso de protectores solares, que nos ayudan mucho a atenuar las condiciones climáticas que ahí predominan. Al revés, si proponemos una Tonda Giffoni, ésta claramente funciona mejor en climas más templados, perdiendo competitividad en el sur de Chile en comparación a una plantación, por ejemplo, de Yamhill en Osorno.
Dentro de las variedades que hoy podemos disponer, el calibre de estas juega un rol fundamental para los diferentes mercados, calibres pequeños serán los más atractivos para la industria del chocolate, Yamhill siendo la más pequeña es sin duda para el mercado alemán, Giffoni una de las favoritas de Ferrero y luego tenemos las variedades de calibre mediano a grande donde se puede pensar en pasta o snack, es aquí donde hoy existe una gran oferta de variedades Americanas, con características muy interesantes como su rendimiento industrial, cercano al 50%, haciéndolas muy atractivas al pensar en un proyecto de producción de avellanas para consumo directo.
Tal como fue sucediendo en el resto de los frutos secos, la evolución de la industria de los avellanos indica que debería tender a producir pepas por hectárea más que kilos de avellana por hectárea, destacándose variedades de mejor rendimiento industrial, y es ahí cuando las variedades americanas juegan un rol muy interesante en el futuro de la industria.
De esta forma podemos armar nuestro huerto dependiendo de los diferentes objetivos que tengamos para nuestro negocio, así lograr mejores producciones bajo el clima donde estemos ubicados, poder diversificar nuestra producción para los diferentes usos o mercados que hoy podemos visualizar en esta industria pujante y que crece a pasos agigantados.
Siguiendo a la identificación de los objetivos y las variedades a utilizar, el vivero que escojamos para abastecernos de las plantas es fundamental, nunca debemos olvidar que debemos comprar raíces más que hojas y tallos, la elección debe ser por raíces sanas, de buena calidad y cantidad, hoy disponemos de diferentes formatos, pero ya sea raíz desnuda o macetas no debemos perder el rumbo de lo que necesitamos.
Las certificaciones hoy en día juegan un rol importante. Son las encargadas de respaldar que existe un trabajo serio y profesional. Hoy en Chile hay muchos viveros, pero debemos escoger los que hayan demostrado que sus plantas producen buenos huertos; saber el origen de la genética que reproducen está en el primer lugar, por eso, a la hora de comprar es más importante la calidad que el costo asociado: una buena genética y una buena calidad de planta se paga rápidamente con una buena producción.
Es conocido por todos los participantes de la industria frutícola en Chile lo rápido que avanza la genética. Con esto nuevas variedades van apareciendo, cada una más acorde a la demanda de los mercados o buscando nuevos nichos de consumo. Hay que estar atentos, receptivos y siempre mirar muy detenidamente la nueva genética. Es así como hoy aparte de disponer de un pool de variedades americanas y europeas para diferentes usos, también en Chile comienzan a aparecer plantaciones de la variedad Tonda Francescana, una variedad europea de calibre pequeño que aparte de prometer mucho en sus producciones, puede ser una gran alternativa para un nuevo nicho de mercado.
Es clave al recopilar toda esta información. Trabajemos en conjunto y con el apoyo de los especialistas, para comenzar a aprender cuál es la mejor zona agroclimática para cada una, sus características genéticas y cómo poder lograr una mayor expresión. Así podremos diversificar nuestro negocio y seguir creciendo junto a esta gran industria de las avellanas en Chile.