FUENTE : REVISTA MUNDOAGRO
Los doce años de déficit hídrico, ya conocidos como megasequía, y un panorama que no muestra señales de mejorar, el cambio climático como una alarma permanente y un clima social y de debate que es un semillero de incertidumbre son todos factores que justifican cualquier pesimismo. Pero aun así hay quienes, más que ver luz al final del túnel, se encargan de iluminar el presente para avanzar en el camino con mayor certeza y confianza. Pablo García-Chevesich es académico de la Colorado School of Mines y de la Universidad de Arizona, además de miembro del Programa Hidrológico de la Unesco. El suyo es un optimismo fundamentado. Tal es así que hace unos pocos meses, en una entrevista con La Tercera, afirmó: “Con la tecnología de hoy, en cuatro años se pueden solucionar todos los problemas hídricos del país”.
En conversación con Mundoagro, García-Chevesich analizó el rol de la agricultura en este contexto, junto a las principales herramientas para enfrentarlo. Si bien, a lo largo de los debates, se han arrojado diversas cifras, el experto asegura que la agricultura se lleva más del 80% del agua disponible, pues se trata de extracciones directas de ríos y pozos. “Para el caso forestal, en la mayoría de los casos el rubro prácticamente no consume agua, pues los árboles sobreviven en base a la humedad retenida en el suelo, en climas como Chile central en donde las precipitaciones se concentran en los meses invernales, cuando las masas forestales se encuentran en estado de dormancia. De hecho, un estudio reciente concluyó que mientras más masas forestales a nivel macro en Chile, más caudales de verano se producen https://www.mdpi.com/2071-1050/14/8/4443/pdf?version=1649734411. Pese a lo anterior, la agricultura es un rubro importantísimo, pues debemos alimentar al país y al mundo, pero debe hacerse en forma sustentable”.
Pero, ¿puede compensarse el déficit hídrico proyectado con un uso más eficiente del agua para riego o esto no alcanza y habrá que aprender a producir con menos? “Para solucionar este problema creciente, Chile debe aplicar otro nivel de eficiencia hídrica, no solo en el sector agrícola, sino en todos los rubros (industria, minería, consumo humano, etc.). Para el caso específico de la agricultura, mucha gente tiene la impresión de que la solución está en el riego tecnificado. Sin embargo, muchas veces la conversión de riego por tendido a tecnificación termina siendo más un daño que una solución. Por ejemplo, si se tiene un valle con cultivos anuales de baja demanda que se riegan por tendido, los estudios indican que gran parte de esa agua percola y se devuelve al acuífero local. Sin embargo, si el uso del suelo cambia a cultivo de frutales de alto consumo pero con riego tecnificado, el resultado es más consumo y se elimina el efecto de reciclaje, disminuyendo así los niveles freáticos, como ocurrió por ejemplo en Aculeo. En otras palabras, es importantísimo realizar modelos hidrológicos para determinar cómo el cambio entre ambos tipos de riego va a afectar la hidrología local”.
De acuerdo a García-Cevesich, dado que no basta con riego tecnificado, sistema que muchas veces simplemente no puede aplicarse a cultivos anuales, pues el subsolador destruye todo, deben considerarse otras tecnologías. Un ejemplo de esto son los hidrogeles, que han demostrado reducir los volúmenes de riego significativamente. “Por ejemplo, en plantaciones de nogales en México se pasó de 2000 L/árbol-semana a un poco más de 300 L/árbol-mes, sólo aplicando hidrogeles. Además, los hidrogeles han demostrado producir frutos de mejor calidad. Adicionalmente, controlando la evaporación en cultivos puede ahorrar hasta 50% en riego. Sin embargo, lo crucial es, como digo, una buena planificación territorial en base a modelos hidrológicos (para lo cual se necesita muchísima instrumentación en nuestras cuencas) y así decidir qué, cuánto y dónde cultivar, en base a las características de la cuenca, otros usos y los efectos del cambio climático”.
Tras viajar por el mundo analizando cómo los países buscan solucionar el tema de la escasez hídrica (cosa que ocurre en un 40 % del territorio global continental), en una reciente columna que publicó en El Mostrador, Pablo García Chevesich propuso además una serie de lineamientos a aplicarse individualmente en cada una de las 101 macrocuencas que hay en el país y sus respectivas microcuencas, con el objetivo de “solucionar de una vez y para siempre la problemática del agua que Chile enfrenta (la cual continuará agravándose y que ya no podemos seguir ignorando). Tenemos muchos problemas (crisis social, crisis económica, pandemia, etc), pero la crisis hídrica es el más importante de ellos, pues sin agua no podemos funcionar como país”.
1. Ley del medidor: Tal como ocurre en el consumo familiar (e.g. una casa en Santiago), todo aquel que utilice agua debe tener un medidor administrado por el Estado, incluyendo norias, pozos, desvíos en ríos y canales, etc. Si no sabemos con precisión cuánto se está consumiendo en una cuenca, no se puede solucionar el problema, y la verdad es que no lo sabemos.
2. Modelación hidrológica e investigación: Si no entendemos cómo responde hidrológicamente la cuenca con la llegada de distintos rubros, no podemos gestionar el agua de forma sustentable en el territorio, ni tampoco tomar decisiones de cambios de uso del suelo. Para esto, se requiere investigación en base a una fuerte instrumentación, para así poder medir automáticamente y a tiempo real precipitaciones, temperaturas, evapotranspiración, caudales superficiales, respuestas del acuífero, consumos y otras variables hidrológicas, incluyendo también cambio climático, futuras demandas y volúmenes de importación de agua.
3. Planificación territorial: Fundamental para un uso sustentable del recurso a nivel de cuenca (qué, cuánto y dónde cultivar, para así asegurar la sustentabilidad de la misma y evitar problemas sociales y ambientales). Lo mismo aplica para minería, industria y urbanización.
4. Reutilización de aguas: Los países que han solucionado el problema se caracterizan por no perder una sola gota, por lo cual es fundamental tratar y reutilizar aguas servidas, aguas residuales de la minería y de otros procesos industriales, y destinarla a otros usos (las tecnologías están y no son caras). En muchos países, la minería se ha transformado en centrales de paso y la agricultura se abastece con aguas de alcantarillado tratadas (son solo ejemplos).
5. Importación y almacenamiento de agua en cuencas: Debido a los efectos del cambio climático, medidas como la construcción de embalses son inviables desde el punto de vista técnico, esto gracias a que los glaciares andinos se están derritiendo a pasos agigantados. Por ende, la experiencia mundial indica que la desalación es la solución más factible para Chile, en donde se instala una desaladora en la costa que trata el agua de mar para uso minero, la cual se entuba y transporta dentro de la macrocuenca, bifurcándose hacia cada microcuenca, en donde se instalan desaladoras solares de última generación que tratan el agua para cuatro usos principales: riego agrícola, municipal, recuperación de ecosistemas acuáticos destruidos gracias a la sobreotorgación de derechos de aprovechamiento de agua, y recarga de acuíferos (esto último para recuperar los cientos de miles de norias que se han secado debido al sobreconsumo de aguas subterráneas). Es importante mencionar que la salmuera (residuo del proceso) debe verterse lejos de la costa (en la corriente de Humboldt, que está perdiendo salinidad debido al derretimiento del Polo Sur), para evitar problemas ambientales en nuestros ecosistemas marinos. Comentario: la controversial “carretera hídrica” no es viable desde el punto de vista ecológico y tampoco soluciona el problema de fondo, pues es un proyecto de riego, y esos volúmenes pueden obtenerse del mar en forma local a través de la desalación sustentable.
6. Eficiencia en el riego: Se deben generar urgentemente más incentivos para la aplicación de riego tecnificado, el uso de hidrogeles (que reducen el riego hasta un 90%) y el control de la evaporación. La agricultura es la gran consumidora de agua en Chile, pero eso puede cambiar fácilmente si somos eficientes. De hecho, se podría triplicar la producción agrícola nacional, utilizando una porción del agua que hoy se destina al rubro. Si no se cambia la forma en que actualmente producimos alimentos, nos continuarán cerrando mercados internacionales.
7. Solución de conflictos por el agua: Existen metodologías eficientes que garantizan un acuerdo entre partes. Si no trabajan todos los actores unidos, no se soluciona nada en una cuenca, como se ha visto en casos como Aculeo.
8. Contratación de hidrólogos: Cada cambio en el uso del suelo dentro de una cuenca debe ser estudiado y aprobado por un hidrólogo, con el fin de asegurar la disponibilidad del recurso para otros usos (e.g. pequeña y gran agricultura, agua potable, ecosistemas, minería, etc.), encargándose también de manejar un plan de gestión de recursos hídricos para la cuenca. Es importante mencionar que un ingeniero civil con mención en recursos hídricos (que ve entubamientos, represas, canalizaciones, etc.) no es lo mismo que un hidrólogo (que estudia el ciclo del agua en una cuenca dada, desde la precipitación hasta su salida al mar, ya sea superficial o subterráneamente, considerando el consumo, la geología, topografía, clima, suelos, cambio climático, etc.). Por ende, es fundamental formar hidrólogos en Chile y su contratación dentro de las instituciones involucradas con la gestión del agua, incluyendo municipios.
9. Creación de programas de educación para el cuidado del agua: Esto aplica no sólo a escuelas, sino además universidades, empresas, instituciones públicas, etc. Una población que cuida su agua es fundamental para minimizar el consumo municipal, y en Chile hoy no existe cultura del agua.
10. Creación de programas de incentivos e inversión para familias sin acceso al agua: Esto es necesario para la instalación de sistemas de captación de aguas lluvia en superficies impermeables como techos, estacionamientos, veredas y calles, además de un sistema que financie la desviación de aguas grises y la transformación de jardines ingleses (césped) a xerojardines, etc. Al mismo tiempo, es importante reemplazar los indignos y costosos camiones aljibe por máquinas solares de última generación que pueden producir cientos de litros diarios de agua pura, condensando la humedad de la atmósfera (la zona central de Chile tiene las condiciones adecuadas, pues la humedad relativa bordea el 80%, y se necesita al menos 30%).
11. Desprivatización del agua: Es imposible gestionar eficientemente el agua en una cuenca con escasez hídrica que tiene privatizado el recurso. Es estrictamente necesario desprivatizar el oro azul, pero al mismo tiempo asegurar el recurso a quienes actualmente la utilizan, y es ahí donde entra la eficiencia y todo el resto de los puntos anteriores. Una vez desprivatizada el agua, ésta se puede gestionar adecuadamente en la cuenca.